Por Manuel Clavell Carrasquillo

De la Redacción de Estruendomudo

El reciente artículo de Eric Mann, titulado The Black Led “Defund the Police” Movement Wins Great Breakthrough in Los Angeles: An Organizer’s Interpretation, trae dos debates importantes.

Por un lado, este artículo resume las largas luchas radicales dentro y fuera de las instituciones políticas en Los Angeles para sacar a la policía de las escuelas. En segundo lugar, presenta los argumentos para apoyar el frente unido contra Trump.

Sobre el frente unido contra Trump, el autor expresa lo siguiente: “Under these circumstances, there is an urgent need to build a united front against fascism in alliance with the Democrats and work for the election of Joe Biden and Kamala Harris. But to be clear, there are also many fascists who live inside the Democratic Party”.

No obstante la tesis del autor, más allá del éxito de esta lucha comunitaria en Los Angeles, que llevó a la reducción del 35% de los fondos de la policía para reinvertirlos en programas de la comunidad, la pregunta sigue siendo cuán beneficioso puede ser pactar con los mafiosos del Partido Demócrata. A cambio de qué se ofrece ese voto radical en favor de Biden/Harris, dos políticos que han favorecido el estado policial?

Por el momento, en su artículo Mann propone dos exigencias a los demócratas a cambio de los votos radicales para insistir en el frente unido: (1) Que los candidatos demócratas se comprometan a cuadruplicar el presupuesto federal de las unidades de derechos civiles y (2) Que se enmiende la ley de derechos civiles para permitir más litigios promulgados por organizaciones de base comunitaria en vez de por individuos solamente.

Como se desprende de lo anterior, se trata de dos propuestas legalistas cuyas soluciones pasan por el federalismo o la vigilancia federal sobre las barbaridades discriminatorias y abusadoras contra las comunidades oprimidas cometidas por los estados de la unión y/o las autoridades de gobierno de las ciudades.

Queda por verse si es verdaderamente liberador apoyar más instituciones federales que los republicanos pueden desmantelar en un abrir y cerrar de ojos con un voto en el Senado ante la presencia pasiva y solemne de los demócratas en el hemiciclo.

Aún así, la estrategia del frente unido parece ser mucho más amplia que estas dos propuestas legalistas y federalistas presentadas por Mann como ejemplos concretos para apoyar esa alianza. Estos asuntos son solo dos piezas del rompecabezas de las políticas colaboracionistas con el sistema jurídico político estadounidense que, a su vez, se caracterizan por no ser “reformistas” del todo.

Una cosa surge con claridad luego de pensar esta lectura tan bien documentada y fundamentada: Hay mucho trabajo que hacer, dentro o fuera del frente unido, para vencer a los fascistas, sean estos rojos o azules, demócratas o republicanos.

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