Son las preguntas que se hace el occidental medio, medianamente informado, ante el espectáculo de un capitalismo financiero movido por la obsesión del beneficio, indiferente a las consecuencias sociales y las desigualdades vertiginosas que ocasiona, exento desde hace treinta años de toda regulación, privatizando las ganancias y socializando las pérdidas, despreciando a los Estados, a los que considera una supervivencia sovietoide, pero contando con ellos cuando el viento cambia, y que, de crisis en crisis, arrastra a los países occidentales hacia un naufragio en el que las clases medias parecen encaminadas a hundirse del todo mientras que a ellos, los responsables, los evacuarán en helicópteros.
Fragmento de la crónica “Cuatro días en Davos”, de Emmanuel Carrere.