Escribe: Manuel Clavell Carrasquillo

De la Redacción de Estruendomudo

Una “monja” con hábito color shocking pink bendijo a Raphy Pina en la calle Chardón, a su salida como convicto del tribunal federal, y gritó amén mientras se escuchaba por una tumbacocos una canción revolucionaria de El Jíbaro y un fanático interrumpía para fotografiar a Daddy Yankee.


No se filmaba en vivo una escena del infrasurrealismo tropical tan absurda como esa desde hace décadas. Ni “monjas” así aparecidas en las pantallas desde las películas de Jacobo.


Las palabras que se dijeron a la salida de la corte, y las imágenes que se transmitieron, develan una tragicomedia de personajes que insisten en repetir el discurso de la negación de la realidad que permea todas las esferas de la isla. Como si todo fluyese en perfecto orden divino.

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