Pedro Vélez, y no Valdez, conversa sobre su obra en la bienal del museo Whitney 2014
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El pensador y periodista español Arcadi Espada anda por Canadá pendiente a las elecciones en Quebeq. Lo cuenta todo en forma de crónica cojonuda en su blog -Diarios de AE- asà que los invito a pasar por allá. Gozadera con mantequilla de arce y besos negros hasta el amanecer, de la Redacción.
Escribe Perla SofÃa Curbelo
Nuevo “DesafÃo†cultural para el periódico Diálogo
A un lado quedaron las reseñas culturales a las que está acostumbrado a recibir el público lector en los medios tradicionales. Ahora la intención es ‘revolver el hormiguero’, proponer en vez de recoger; provocar en vez de apaciguar. Estos son algunos de los retos pricipales de DesafÃo, el nuevo suplemento cultural del periódico Diálogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
De acuerdo con su editor, Manuel Clavell Carrasquillo, el nombre DesafÃo surgió precisamente de los retos que encarará el mensuario de la UPR con este proyecto cultural, que por muchos años se conoció como Zona Cultural. “Queremos presentar una identidad fuerte y que a su vez el nombre tenga relación con el contenidoâ€, explicó el periodista, quien fue nombrado en mayo a esta posición. “Es un desafÃo presentar un material cultural desde la escritura crÃtica y la opinión periodÃstica que refleje un poco lo que está pasando en el mundoâ€, abundo Clavell. “Esto no significa que vamos a aceptar cualquier cosa que te llegue, pues no somos un tablón de expresión públicaâ€, destacó. “Tiene que haber un proyecto editorial que guÃe esa publicación…tenemos un criterio editorial, una misiónâ€, añadió.
Aparte del reportaje central, DesafÃo cuenta con cinco columnas fijas: Fetiches, Quebrantahuesos, Las vainas de San Juan, Música Anyone? y Fuera de la sombra. Por las próximas diez ediciones, las columnas se utilizarán para presentar contenidos con la intención de desafiar y provocar a los lectores para que participen, refuten o regañen.
Según Clavell, los colaboradores seleccionados son “puntiagudosâ€, no tienen problema en herir sentimientos, reconocen que tienen un trabajo serio entre sus manos y no les molesta que una persona difiera de ellos. “Hemos menospreciado el periodismo de opiniónâ€, señala Clavell. “No podemos tolerar que una persona opine distinto a nosotros, porque de lo contrario la callamos y se acabóâ€, añadió. “Queremos que la gente entienda que la provocación no sólo se logra desde el Hard News, sino también desde las secciones culturalesâ€, abundó.
Asimismo, el nuevo editor cultural está enfocado en presentar una voz homogénea a través de las páginas de DesafÃo. “La homogeneidad no significa aburrimiento o tedio, sino que vamos a tener una sola voz para que el lector reconozca el productoâ€, indicó. “Que se ame u odie a nuestros columnistas porque una columna ‘terrible’ es una buena columna que se va a leerâ€, acotó.
Manuel Clavell recomienda prestar atención a:
1. El fenómeno de los “reality shows†como Objetivo Fama. “Por más que querramos negarlo, la televisión cambia la forma en que el público se relaciona con la cultura y el que quiera negar eso está enajenadoâ€.
2. La Comay. “Aunque nadie lo quiere aceptar, el ámbito cultural está copiando esa fórmula ganadora de comunicarâ€.
3. Edgardo RodrÃguez Juliá. “Creo que no lo hemos leÃdo bien; es irreverente, habla malo… molesta lo que él diceâ€.
4. WisÃn y Yandel. “Lo que ellos han hecho con el lenguaje; el rescate lingüÃstico no se está pensando en términos culturalesâ€.
5. Artes Plásticas. “(Los artistas) se han dejado contaminar positivamente por otras cosas…la representación empresarial, el mercadeo, la publicidad, ha dejado el canvas como su único interés. Contrario a los músicos, literatos que piensan que hay que dárselos todo porque lo único que tienen que hacer es crear porque sino serÃa una ofensa (para ellos)â€.
Manuel Clavell nació en San Juan, Puerto Rico. Tiene 32 años y es el mayor de tres hermanos. Es periodista y bloguero. Su trabajo periodÃstico ha aparecido en diversos medios de prensa del paÃs. Obtuvo un bachillerato en Ciencias Sociales con concentración en Ciencias PolÃticas y aprobó los cursos conducentes a la MaestrÃa en Literatura Comparada de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en RÃo Piedras. Asimismo, completó un Juris Doctor de la Escuela de Derecho de la UPR. Es abogado/notario licenciado. Además de ser el editor cultural del periódico Diálogo mantiene el reconocido blog cultural Estruendomudo en www.carnadas.org/blog
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Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
¿Quién le tiene miedo a Sartre y por qué?, me preguntaba al seleccionar “Las palabras” para redactar esta reseña-homenaje con motivo del centenario del pensador francés Jean-Paul Sartre (1905-1980). Creà que podrÃa contestar esa interrogante al terminar este libro autobiográfico, que publicó en 1963, sobre todo porque estaba empeñado en que nadie mejor que él podrÃa explicarme la razón por la que ya no se lee. Pero la historia que cuenta Sartre, para mi sorpresa, contra sà mismo, es sólo la punta del iceberg.
El texto está dividido en dos partes: “Leer” y “Escribir”. En conjunto, constituyen el relato de los primeros años intelectuales del pequeño Sartre, un niño que desde muy temprano decidió que en la vida lo que más vale son los libros. Como es fácil suponer, se trata de un burguesito privilegiado con una extensa biblioteca en la casa de su abuelo; un alsaciano que se muda a ParÃs y funda un instituto superior para la enseñanza del alemán. En esa casa con padre ausente, dominada por “los viejos”, leer era una actividad que sólo podÃa conducir a la fijación y cultivo de los valores del humanismo idealista; a la formación de caracteres ejemplares.
“Encontré el universo en los libros: asimilando, etiquetando, pensando, aún temible; y confundà el desorden de mis experiencias librescas con el azaroso curso de los acontecimientos reales. De ahà proviene ese idealismo del que me costó treinta años deshacerme”, indica Sartre. Ese ejercicio tan crudo de autoanálisis se extiende a lo largo de la narración y resulta estremecedor porque el Sartre adulto no tiene piedad con su alter ego infantil. Para él, no puede haber compasión hacia su yo primitivo: una especie de forma de ver el mundo y de actuar en ese mundo a través de las palabras que aún subsiste en la adultez, pero en forma de retazos de memoria. Ese yo está envuelto en la bruma del pensamiento religioso, que en el caso de Sartre es una combinación entre doctrinas católicas y luteranas aunque él se decide en esos años por el ateÃsmo. Además, flota entre los de los personajes de las novelas que lee, las instrucciones sociales que recibe y la historia familiar cargada con el peso del siglo que hereda.
Muy pronto reconoce que es un impostor. Acude a los mayores para que validen sus imposturas: sabe que no posee genio, que es un clon vacÃo de la cultura dominante (de la que no puede escapar), que sólo habla, lee y escribe para confirmar que su vocación es copiar y copiar. No siente nada espontáneo, no hay originalidad, pero -aún asÃ- busca reconocimiento de su farsa en el aplauso de los otros. “Yo no tengo la culpa si este siglo me volvió épico”, afirma, como justificando la cruel dilucidación de su tránsito de la lectura a la escritura.
Entonces, sabiendo que no creÃa en absolutamente nada de lo que se representaba en la “comedia familiar” que le tocó plagiar, integra en su caligrafÃa todas sus lecturas sobre héroes que salvan doncellas y reinos. Se trata de trazos también vanos, y asà nace el escritor esnob, que no es otra cosa que una “estación repetidora” de frases y maneras de personas distinguidas. “Si en un siglo de hierro he cometido el loco yerro de tomar la vida como una epopeya, es porque soy el nieto de la derrota”, confiesa con frialdad. Pero, con la llegada del cine, ese esnobismo va cediendo ante el placer de juntarse con las multitudes, mas no del todo, pues la relación imaginaria con los grandes hombres lo habÃa “convencido de que no se puede ser escritor sin volverse ilustre”.
La necesidad de ser leÃdo y de hacerse de un público lector “agradecido” de sus escritos ocupó sus pensamientos. Le interesaba convertirse en un “regalo” a través de las letras, inventarse un destino objetivo a partir de la donación de su conocimiento a favor de las causas indeterminadas contra el Mal; todas absolutamente abstractas. “El azar me habÃa hecho hombre, la generosidad me harÃa libro”, declara. El narcisista arrogante descubre un valor enorme en la publicación, que es la inmortalidad que puede traer la fama. “EmpezarÃa por darme un cuerpo que no se pudiera gastar y después me entregarÃa a los consumidores. No escribirÃa por el gusto de escribir, sino para tallar ese cuerpo de gloria en las palabras”, añade este Ãcono internacional de la revolución socialista.
¿Cómo es posible entonces que mucho más tarde, ya en la cúspide de la popularidad que en efecto le otorgaron sus libros y sus posiciones públicas, Sartre rechazara fulminantemente el Premio Nobel de Literatura de 1964? Aunque le informó a la prensa que no lo aceptaba porque eso supondrÃa perder su independencia y claudicar ante “el sistema”, también estableció claramente que rechazar el premio era, a su vez, otro pasaporte a la eternidad letrada. En Las palabras, se acusa de “trepador”, de haber acogido en su fuero interno “el progreso de los burgueses”. La consciencia ultracrÃtica no surge hasta después: “Era dogmático y dudaba de todo, excepto de ser el elegido de la duda: restablecÃa con una mano lo que destruÃa con la otra y tenÃa a la inquietud por la garantÃa de mi seguridad, era feliz”, acepta.
El libro no da cuenta de un proceso de “desintoxicación” que desemboque en la creación de la personalidad rebelde del Sartre adulto, pero una afirmación suya es contundente si se quiere entender que Sartre nunca pudo deshacerse del niño que odió tanto pero que irremediablemente fue: “Por lo demás, este viejo edificio en ruinas, mi impostura, es también mi carácter; podemos deshacernos de una neurosis, pero no curarnos de nosotros mismos”, concluye. De esta forma, la autobiografÃa es su pose máxima como existencialista, el “mea culpa” calculado que sirve de vehÃculo para desconocerlo mejor. Desconocerlo como escritor de culto de los “intelectuales comprometidos”, de una juventud estudiantil con las bocas llenas de consignas y las manos llenas de piedras. Desconocerlo como portavoz de una generación que ya no patrocina la complejidad de sus ideas y que se encuentra atrincherada, a mi juicio, detrás de su versión más banal. Parece que “los elegidos de la duda” se han cansado de dudar y disfrutan plenamente de su estatus.
Dos libros, además de éste, pueden ayudar a expandir ese debate. De un lado, la novela Los mandarines (1954), de Simone de Beauvoir, la compañera de Sartre, donde la escritora expone las causas de la separación del grupo existencialista aglutinado en la revista Les temps modernes. De otro, la colección de ensayos Entre Sartre y Camus (1981), de Mario Vargas Llosa, editada en San Juan por Carmen Rivera Izcoa para Ediciones Huracán. El primero, lleno de sospechas, analiza cómo la influencia de la escritura cortante de Sartre declinó ante la irrupción en la escena literaria de más escritores formalistas y esteticistas. El segundo, repleto de matices entre los bandos opuestos de los intelectuales franceses más influyentes de la segunda mitad del siglo pasado, que dura hasta hoy, explica cómo la ideologÃa sartreana fue perdiendo terreno ante la camuseana; aunque Vargas Llosa nunca descarta su vigencia en la historia de las ideas y los conceptos morales envueltos en la disyuntiva reforma o revolución.
Pero basta de datos. Regreso a la pregunta inicial: ¿Quién le tiene miedo a Sartre y por qué? A cien años de su nacimiento, ¿por qué no se lee ya? “Mis libros huelen a sudor y a esfuerzo, y admiro que apesten para la nariz de nuestros aristócratas; muchas veces los he hecho contra mÃ, lo que quiere decir contra todos”, contesta él mismo en Las palabras. He aquÃ, de muchas, una sola razón.
*Esta reseña se publicó el 11 de diciembre de 2005 en la revista Letras del periódico El Nuevo DÃa, Puerto Rico.
Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
“El bosque de los pigmeos”, tercera entrega de la serie para preadolescentes que comenzó con “La ciudad de las bestias” y continuó con “El reino del dragón de oro”, confirma la capacidad de la escritora chilena, exiliada en California, Isabel Allende para manejar historias que entremezclan la realidad con la fantasÃa, la intriga detectivesca con la pedagogÃa historicista y las leyendas de la antigüedad con las costumbres ultratecnologizadas de la globalización.
De lectura fácil, la narración se ocupa de describir el viaje de la periodista Kate Cold, su nieto Alexander, su amiga Nadia y el resto de la tropa de aventureros a Kenia, paÃs africano al que llegan en busca de una tribu milenaria sometida bajo el yugo de un ex militar enloquecido. En el trayecto tipo safari, sus aficiones occidentales chocan con la exuberancia de la flora y la fauna de la selva, hoy intervenida por las máquinas y el ansia de conquista de los cazadores de fortunas.
La escritora, que hace varios años abandonó las intenciones revolucionarias del realismo mágico y las sustituyó con sutiles consejos de autoayuda espiritual, ha encontrado en esta fórmula literaria la clave del éxito editorial luego del crossover. Por ello, sus personajes sufren transformaciones mÃsticas que tienen que ver con el chamanismo nostálgico, la ecologÃa light y la filantropÃa.
“Se hallaron en el centro del bosque espiritual, rodeados de millares y millares de almas vegetales y animales. Las mentes de Alexander y Nadia se expandieron de nuevo y percibieron las conexiones entre los seres, el universo entero entrelazado por corrientes de energÃaâ€, dice la narradora, experta en provocar altos vuelos de la imaginación juvenil, tal y como lo hacen las abuelas liberales cuando se sientan a rememorar las hazañas familiares o patrióticas de antaño.
TÃtulos de capÃtulos breves como “La adivina del mercadoâ€, “Safari en elefanteâ€, “Prisioneros en Kosongoâ€, “El reino del terror†y “El monstruo de tres cabezas†sugieren a los lectores una temática etnográfica muy de moda, que casi siempre incluye una mirada elitista sobre una construcción discursiva subalterna. Los extranjeros bienintencionados llegan para salvar a las tribus dominadas.
Allende logra convencer a sus lectores de que viajan a otros mundos, bajos fondos de lugares prácticamente olvidados, violentos, injustos, que invitan a los visitantes a hacer algo. Sin embargo, y a pesar de que sirve para armarse de herramientas culturales y divertirse durante la transición a la edad adulta, la novela queda desprovista de las versiones más terribles del sufrimiento humano.
*Esta reseña se publicó el 3 de octubre de 2004 en la revista Domingo del periódico El Nuevo DÃa, Puerto Rico.
Por Manuel Clavell Carrasquillo
Cuatro horas -más o menos- necesitará el lector curioso para devorar El Zahir, la nueva novela del escritor brasileño Paulo Coelho, prÃncipe internacional de las letras latinoamericanas, consejero de almas descarriadas, “performer” mediático multimillonario, psiquiatra y académico de la lengua portuguesa.
Cuatro horas serán suficientes para comprender que el propósito de la vida tiene que ver con la búsqueda de la “energÃa”, emprendida por un “guerrero de la luz”. Si el “guerrero” en cuestión alcanza la felicidad, después de haber sido traspasado por la “energÃa”, entonces el resto alcanzará la dicha también por ese medio. Es una acción colectiva. De esta forma, la literatura se convierte en una experiencia “pedagógica” unidimensional en la que el autor les da las claves a los lectores -a través de las historias que cuentan sus personajes- sobre cómo emprender el viaje del mejoramiento personal de la manera menos dolorosa.
Asà que, tras el “estudio” de esta obra, los lectores tendrán las herramientas necesarias para superar la “guerra” que enfrentan allá afuera y aquà adentro, porque Coelho siempre ha señalado que la batalla tiene que empezar por casa. Quizás por ello es que afirma que la función de la literatura es la de reunir a los “guerreros de la luz” alrededor del fuego primitivo de los ancestros para que se cuenten cuentos. Una vez allÃ, todos reprimiendo el poder destructivo de los arcos y las flechas, los “guerreros” aprenderán a mirarse las entrañas y a compartir sus historias para construir la memoria colectiva de cómo es que la tradición oral sirve para enmendar errores y sanar heridas.
Perfecto. Estoy convencido. Entiendo las instrucciones. Me someto al rito que ha prescrito el maestro Coelho y comienzo a leer la novela. Me doy cuenta que El Zahir es un concepto islámico reutilizado por el escritor argentino Jorge Luis Borges y que tiene que ver con la condición de lo obsesivo, esa sensación de que alguien o algo nos hace falta para sobrevivir; “que no puede pasar desapercibido”. Empezamos bien. El personaje principal es un escritor de libros de autoayuda (qué tema más arriesgado) cuya mujer -una periodista especializada en conflictos bélicos- lo ha abandonado en ParÃs, presumiblemente porque se ha escapado con otro. El escritor “sufre”. No entiende lo que ha pasado. Sin embargo, durante dos años no hace ni una sola gestión para encontrarla. Aún asÃ, la periodista fugitiva es su Zahir, la presencia espiritual que le da sentido a su vida y lo inspira a la hora de dedicarse a la escritura. Habrá que buscarla.
Estoy ante una historia detectivesca de primera categorÃa, un thriller interesantÃsimo en el que pronto habrá pistas que le indicarán al protagonista cómo recuperar a su esposa, encuentros y desencuentros entre las complejas fuerzas del bien y del mal, enlaces y desenlaces múltiples entre misterios y revelaciones, monólogos en los que se verá la tensión psicológica de los personajes, descripciones detalladas del laberinto de sus mentes y las ciudades que recorren, suspenso, mucho suspenso, que me llevará a un final impactante mientras se va transformando mi alma en un reflejo de la virtud y la sabidurÃa. No hay duda, luego de confirmar que esta novela es mucho mejor que Once minutos, donde Coelho fue incapaz de manejar con soltura la conciencia de una prostituta brasileña esclavizada en Suiza, el universo está conspirando a favor mÃo.
Sin embargo, pronto descubro que casi todo en El Zahir es mediocre. Si estuviese en crisis, sediento de palabras que consolaran mis traumas, este libro los empeorarÃa. Los narradores de Paulo Coelho pisan y no arrancan. Las promesas del género autobiográfico, detectivesco, la novela de aventuras, el thriller policiaco, el texto filosófico, el relato neobÃblico, todas quedan suspendidas inmediatamente por una sucesión de intervenciones abruptas de un discurso santurrón, incoherente y contradictorio que va reproduciendo cientos de clichés sin ton ni son a medida que se desarrollan los párrafos. Es un homenaje a la derrota de la profundidad de los antiguos textos esotéricos.
Se trata de una avalancha de pensamientos amogollados que arrasa el interés por la historia principal de la novela, revelando la urgencia fanatizada del autor por transmitir a las “masas ignorantes” un compendio de lo que se sabe sobre la tradición peregrina medieval del Camino de Santiago, la mitologÃa de las planicies de Mongolia, las máximas compasivas de Buda, el misticismo de los bailes de meditación musulmana, la intervención de los médium orientales en tierras occidentales y un rosario interminable de referencias light a la historia universal de la iluminación de las mentes abusadas.
Un constante escopeteo de frases melodramáticas termina por frustrar cualquier avance. Página tras página, los personajes despliegan un discurso cursi, moralista, exento de ironÃa, humor o malas mañas. Parece que son autómatas programados para “hacer el bien sin mirar a quién”, no humanos representados en novela. “Cuando alguien parte es porque otro alguien va a llegar -encontraré nuevamente el amor”, dice el narrador. “Digo que basta, nuestra relación ha llegado al final, no se trata de lo que ella crea que me harÃa feliz, se trata de amor”, alega el narrador en plena explicación ridÃcula de un concepto tan escurridizo como Eros. “Qué bien, el universo se encarga de corregir nuestros errores”, balbucea el narrador en un arrebato de consolación superlativa. “Después de permitir que la energÃa pase por mi cuerpo, sé la razón de todo. Sé la razón del amor y de la guerra. Sé la razón por la que un hombre busca a la mujer que ama”, fanfarronea el narrador, que no se cansa de empalagarnos con sus parlamentos botos.
Queda claro, entonces, que los lectores de Paulo Coelho nos conformamos con la mitad. Lo que pudo haber sido, y no fue, ése parece nuestro lema. Llegamos a la librerÃa, vemos la impresionante montaña de libros y nos inclinamos ante la imagen de la codicia de prosperidad, de la elevación mÃstica que supone leer a un gurú que anuncia que tiene buenas intenciones al reciclar una amalgama de doctrinas perfumadas. “Cualquiera puede ayudarme, basta con ayudar a que la EnergÃa del Amor se expanda por el mundo”, remata el narrador, ofuscado por la mediocridad de su convocatoria, que se traduce en millones de libros vendidos pero que no apunta a ningún sitio. Conformarnos con la mitad también quiere decir que no le exigimos resonancia al objeto cultural que compramos, que sólo vamos a leer con grÃngolas este tipo de libros. Como Coelho cree que hay razón en esto, y que con cada tomo vendido gana un adepto, El Zahir -por desgracia- es también un largo lamento anticrÃtico en donde los que no “entienden”, y señalan sin tapujos sus defectos, son los enemigos de la luz y la verdad del proyecto único.
Según este autoanálisis condescendiente, salpicado de lágrimas y golpes de pecho, el autor justifica que sólo ofrece lo que le piden. Nos toma, no por seres rehabilitables, sino por ingenuos entes pasivos. Un libro sin intervención o crÃtica de sus lectores es un Ãdolo de piedra. Un libro concebido como manual que encierra la última palabra sobre la existencia no busca lectores vivos. Un libro que hace un llamado universal a que la gente se conforme con la mitad no es un libro; es un escudo protector contra los riesgos que trae consigo el libre ejercicio del intelecto.
Coelho debe saber que no nos conformamos con la mitad. Su falso prestigio lo obliga a entregarnos una obra de arte, no un panfleto tan mal diseñado y tan mal hecho. Si vamos a subir (¿no es éste el propósito de la autoayuda?), subamos más allá del medio.
*Esta reseña fue publicada el 25 de junio de 2005 en la revista Letras del periódico El Nuevo DÃa, Puerto Rico.
Por Frank Bruni
NYT
Nestled among meatpacking plants and hard-core gay bars, Florent was an anomalously egalitarian enclave beloved in equal measure by celebrities on the A list and hedonists on the edge, and a prism through which certain aspects of the city’s evolution could be seen with unusual clarity.
On June 29 Florent will close. Its rent was to rise to more than $30,000 a month, said Mr. Morellet, now 54. He started out paying $1,350. The neighborhood, the city and the people who felt it belonged to them were different then.
Esto me trae a la mente la remodelación del restaurante la Casita Blanca en Trastalleres y que, apesar de ello y los bloques expuestos y el olor a cemento crudo, se sigue sirviendo allà comida criolla con el gran cucharón. Jesús -dueño- y familión siguen sirviendo bacalaÃtos fritos en manteca Crisco como aperitivo, junto al vasito de asopao “claro” que hay que mojar con uno de los mejores piques rasquiña de la vecindad. El sábado estuve allà a mediodÃa y me encontré con nada más y nada menos que con la mismÃsima filósofa de Levittown Olga Tañón en “leggings”, el nunca bien ponderado “gourmand” Paco Villón junto con Mdme. Villón y a ese gran actor del teatro patrio y nacional riopedrense llamado Mikephilippe Oliveros. Grande fue el regocijo mÃo al inclinarme a probar la carne guisada más suavecita que he probado este año y más grande aún fue mi gozo en el alma al degustar las habichuelas ablandadas en ese fogón histórico que se esfuerza en servir más y más de todo lo ya servido o incluido en el menú sin cobrar ni un peso adicional. La amiga Lucy, quien me introdujo en esa fonda dejada de la mano de Dios hace dos años, más o menos, insiste en que esa es la clave del negocio: que Jesús es espléndido en dádivas a pesar de los tiempos de maseterÃa crasa que corren. Dos chichaÃtos por persona, una follita llena de pegao, una bolsita de papel de estraza llena de pan de agua y “all you can eat” por unos cuantos pesos que uno paga sin problemas más generosa propina -porque atienden a uno como un rey y la comida sabe a gloria. Para completar el “tour de force” culinario, el Juan pidió un flan de vainilla que llegó en forma de canto y medio, (una “posta de flan” de vainilla podrÃa decirse tranquilamente), con una rodaja de china dulce de Las MarÃas que le daba un “citric flavor” de lo más “nice” al postre más divino de la década, servido en un plato de metal forradito de porcelana, como las ditas de mear que usaban las bisabuelas para no tenerse que parar de la cama a la letrina a medianoche. Ojalá que no cierre la Casita Blanca en los próximos siglos porvenir y que no le vaya a pasar como a Florent. Ojalá. -M.C.C.
Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Amanecido luego de una noche deambulante por antros pleneros, mariconiles y lecciones de italiano improvisadas en fiesta de terraza ripedrense, me llegan en un sobre manila los dos libros nuevos del gran escritor Arnaldo Sepúlveda: “Autosucción†(narrativa) y “Jugar al escondite de Popa y su srto. PinguÃn, colindantes y desamados / Son serán, o sonetos del hedor†(poesÃa) y me da un sentimiento tremendo. Recibo un cantazo de placer. Aquà hay material para largo rato de gozo con la palabra, experiencia que les recomiendo a ojo cerrado, porque Arnaldo es un escritor de provocaciones e intensidades, de densidades terribles y barroquismos inteligentÃsimos llevados hasta las últimas consecuencias de las alusiones y las referencias problemáticas y preñadas de sabor. Arnaldo escribe con sorna y fuego, con ganas de metérselo a uno por los ojos y joder por un rato jirviéndole a uno la jiguereta, trasteándole las entrañas a uno con viajes que van desde las formalidades estéticas del horóscopo hasta las proclamas gubernamentales, desde los rotos húmedos en pleno derrame hasta la chulerÃa plena derramada de un seductor exquisito y guasón; de un hombre que definitivamente hay que sentarse a pata suelta y comisuras abiertas a leer.
Los libros estarán disponibles desde mañana sábado, 17 de mayo de 2008, en la librerÃa La Tertulia del Viejo San Juan.
Nada mejor que empezar un nuevo libro para despejar malos humores.
Tomo la última novela de la escritora boricua Marta Aponte Alsina, que acaba de ser publicada en España por la editorial Veintisieteletras, y disfruto de un objeto hermoso, con una construcción cuidada y fina; precisamente la antÃpoda de la costumbre chapucera puertorriqueña. No sé quién puede soportar el mal gusto de la tipografÃa de Callejón y Terranova, por ejemplo. La última novela del cubano Amir Valle, de esta última, me la voy leyendo como enema porque los ojos tropiezan con letras más apropiadas para documentos de oficinas que para novelas. Leer mi propio ensayo en el último libro de Callejón también fue estresante por las mismas razones. Y qué se puede decir de la espantosa portada de “Conversaciones con Aurelia” de Isla Negra? Las editoriales puertorras han llegado al fondo del barril. Ya no son editoriales; más bien son choriceras. Pagué casi $18.00 por la de Amir Valle, que no es más que un documento de Word con carpeta blanda. No hay estética. Bueno, la hay; la más mala. Veintisieteletras, empero, sabe que hasta el mÃnimo detalle de un libro hace la diferencia en la lectura; en la experiencia total que es enamorarse de esos papeles encuadernados.
La narración de “Sexto sueño”, la novela en cuestión, Ãdem. Marta Aponte Alsina escribe también con cuidado y delicadeza, narrando pacientemente lo que se propone narrar, sin recurrir a la solución afectada y cursi tan tÃpicas para salir del paso. En fin, Marta tiene paciencia, se toma su tiempo en las descripciones, las salpica con reflexiones interesantes sobre los temas que maneja y con destellos poéticos que hacen que el lector se eleve y, sobre todo, a pesar de que menciona su edad (n. 1945) y enseña con orgullo sus galones generacionales, siempre siempre siempre es refrescante y moderna. Marta ha desterrado la queja, el lamento borincano insoportable de su trabajo literario. Marta se aparta de la porquerÃa que nos rodea y vuela hacia Johns Hopkins, Alan Kardec, la morgue, Cachemira -no para hacer dichas paradas en un viaje imaginario que será premiado por el ICP o comentado en el Ateneo en tu Hogar y punto- sino para plantearnos asuntos palpitantes, relevantes, interesantes.
No tengo intenciones de salir de casa estas navidades. Pienso permanecer aquÃ, leyendo, recobrando fuerzas para el nuevo año absurdo junto a sus personajes.
Esto amerita apagar ahora mismo todos los teléfonos y cancelar todas las actividades.
-mcc
Confirmo que acabo de entrar en la crisis navideña. Me irrita cuanto plato tÃpico y cuanta música folklórica me ponen de frente y al mismo tiempo participo del jolgorio. Siento brisas frescas en el barrio, lluviecitas esporádicas. Tengo amigos que se van porque entran en nuevas facetas laborales o salen de christmas party y ya los que llegan para celebrar las fiestas me han dejado mensajes para que me prepare para recibirlos en casa. Soy, cada vez que paso hojas del calendario de diciembre, un scrooge wanabà más débil; absolutamente vulnerable.
-m.c.c.
Pd: No me siento cómodo siendo yo mismo en estas fechas. WTM. Quiero maldecir la pérdida de tiempo en la oficina, las risas vanas en todas partes, el embriagante licor solidario de la plena mal tocada… pasteles, mampostiales…. ¿Por qué no sustituimos el sonsonete de los aguinaldos por reggaetón clásico o el CD del mosquito de Billy Van puesto en shuffle permanente? Sobre todo, quisiera acallar cencerros fuera de clave.
En eso, me arrepiento del post anterior, vomitar todo el lechón que he comido hasta ahora, borrar maldades pero seguir siendo malvado. Una especie de tregua a conveniencia o, mejor, según convenga, porque ya olvidé la causa y por qué llevo tanto tiempo molesto.
Tengo un mal presentimiento: estas navidades van a ser candela.
-m.c.c.
Acaba de salir el nuevo informe de la NEA sobre la lectura en los EE. UU. (“To Read Or Not To Read?”).
El anterior, “Reading at Risk”, a pesar de sus reveladores hallazgos, fue criticado por circunscribir la definición de la lectura a las “obras literarias”.
Este, sin embargo, incluye renglones de análisis para la lectura de “diversión” y la lectura de la Internet. Ya se verá el balance.
Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Desde que Rogelio Figueroa salió del clóset de los escrúpulos cosmopolitas y liberó con pompa y circunstancia el nacionalismo cultural xenófobo que tanto nos fascina al bautizar a su partido polÃtico con el nombre de Puertorriqueños por Puerto Rico, trato de controlar la dulce tentación racista sintonizando el programa “Las noches con Bélgica†para ver si –desde mi fronte boricua excluyente– puedo tolerar dos horas diarias de “dominiKitschâ€.
Observando el espanto del “set†recargado que se complementa con la pintoresca personalidad de la comunicadora quisqueyana Bélgica Suárez (apodada “La Dama de la Noche†por el canal 29 de la provincia de Santiago, que llega por el 140 de OneLink) me repito: “Les comemos los dulces a la república con las filigranas decorativas y las finuras verbales de los estudios de Fuente de Agua Viva, No te Duermas, MediodÃa PR, Anda Pa’l Cará y Marcanoâ€.
El “ingenuo†discurso de Bélgica provoca el espejismo de una “mosquita muerta†titubeante, aferrada a la burda sabidurÃa popular llena de disparates y supersticiones campechanas. Sin embargo, detrás de la mascarada se esconde una matrona “heavy†y ducha en el pulseo polÃtico y farandulero.
Las enormes velas color chinita, la blusa con estampados de piel de leopardo, el alisado del pasurÃn en negación retrotaÃna y los cuadros de riachuelos plateados pintados con “airbrush†no desentonan con las preguntas “bobas†que les hace a los doctores invitados. El propósito del montaje es llevarles – “en su idiomaâ€â€“ mensajes de salubridad, prosperidad y esperanza a los telebárbaros.
La sordidez cibaeña que se cuela por las pausas noticiosas (mamañemas se fajan con puñales en un picapollo; contratista apedrea a trabajador haitiano; a machetazos por un “tÃguere†dos mujeres) está en perfecta armonÃa con los auspiciadores. La juventud bebe Brahma mientras engulle salami Induveca y los de Industria y Comercio anuncian que “Es pa’lante que vamosâ€. Reafirmo con el PPR nuestra superioridad como pueblo, lástima que comamos Kikuet, bebamos Medalla y adoremos a Millie Cangiano.
04/07/2007
Telegraph.co.uk
Count Gottfried von Bismarck, who was found dead on Monday aged 44, was a louche German aristocrat with a multi-faceted history as a pleasure-seeking heroin addict, hell-raising alcoholic, flamboyant waster and a reckless and extravagant host of homosexual orgies.
The great-great-grandson of Prince Otto, Germany’s Iron Chancellor and architect of the modern German state, the young von Bismarck showed early promise as a brilliant scholar, but led an exotic life of gilded aimlessness that attracted the attention of the gossip columns from the moment he arrived in Oxford in 1983 and hosted a dinner at which the severed heads of two pigs were placed at either end of the table.
When not clad in the lederhosen of his homeland, he cultivated an air of sophisticated complexity by appearing in women’s clothes, set off by lipstick and fishnet stockings. This aura of dangerous “glamour” charmed a large circle of friends and acquaintances drawn from the jeunesse dorée of the age; many of them knew him at Oxford, where he made friends such as Darius Guppy and Viscount Althorp and became an enthusiastic, rubber-clad member of the Piers Gaveston Society and the drink-fuelled Bullingdon and Loders clubs.
Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Queridos, ya he terminado la redacción del manuscrito de mi libro Dragas: Performeros de género en Puerto Rico, asà que me encuentro estudiando para la reválida de abogado (bar examination), que tomaré en septiembre de este año.
Los dejo con esta cosilla que encontré en el repaso de derecho procesal penal para que anden en cuenta si acaso algún dÃa tienen a un chota como compañero de celda:
Se ha permitido que el gobierno ponga un encubierto en la celda junto al imputado y es admisible lo que le cuente al imputado si el encubierto se limitó a escucharlo y no lo interrogó sobre el delito imputado. US v. Henry (1980)
Escribe: Marcelo Calandria
La nena sabe que a él le gusta el sexo duro, virarla por detrás y romperle los pantis para metérselo con fuerza -primero- y después poco a poco… escupirlo y calzarla para efectos de lubricación.
Ella lo sabe y, a veces, lo deja hacer.
Simposio en torno a la Escritura y Pensamiento del escritor Joserramón Che
Melendes
(Universidad de Puerto Rico, recinto de RÃo Piedras)
Programa
Miércoles 28 de marzo, 9:00 A.M.-12:00 M.
-Inauguración del “ColegtÃlogo†Taller de escritura y pensamiento de
Joserramón Melendesâ€, 9:00-9:30 (Sala Zenobia y Juan Ramón Jiménez), Moderador
(Eugenio GarcÃa Cuevas)
-Presentación de video sobre proceso creativo de Joserramón Melendes
de Manuel Valcárcel y Enrique Cubero
Primera sesión 9:30 A.M.-12:00 M.: (Primer piso de la biblioteca general José
M. Lázaro en dirección a la Sala del Caribe
1. Dra. Lilliana Ramos Collado (UPR RÃo Piedras): “Acerca de Postemporáneos
(El auxilio de la poesÃa a la prosa crÃtica joserramoniana de los poetas más
jóvenes que la generación del crÃticoâ€)
2. Dr. Armando Cruz (UPR RÃo Piedras): “Amistad con Joserramón Che Melendesâ€
3. Dr. Rafael Acevedo (UPR RÃo Piedras): “La influencia de Che Melendes en la
generación poética de los ‘80â€.
4. Yara Melendes. Ser la hija de un poeta (testimonio)
5. Recitación del “Canto al Che Melendes†por parte de la poeta Maribel
Sánchez-Pagán
Receso del mediodÃa (12:00-1:30 pm)
Segunda sesión 1:30 pm- 3:30 pm (Seminario Federico de OnÃs [Moderador: Odalis
Pérez]):
1. Dr. Arnaldo Cordero Román (Richard Stockton College [New Jersey]):
“Imájenes disen†(FotografÃas en imitación fono-lógica de Desimos désimas
[CD/DVD con fotos acompañadas con texto y música]).
2. Dr. Eduardo González RodrÃguez (Georgetown High School): “Desimos désimas
para un boricua en la diáspora entre yanquisâ€
3. Elizam Escobar: “Conversaciones entre Joserramón Melendes y Elizam Escobarâ€
(Documento fÃlmico)
Jueves 29 de marzo, 9:30 A.M.-12:00 M
Primera sesión (Primer piso de la biblioteca general José M. Lázaro en
dirección a la Sala del Caribe [Moderador: Eduardo González RodrÃguez])
1. Dr. OdalÃs Pérez (Universidad Autónoma de Santo Domingo): “Sobre el
interensayo de Joserramón Melendes a los Dobles de Elizam Escobarâ€
2. Dr. Juan Antonio Torres (UPR RÃo Piedras): “Experiencias docentes en la
enseñanza de La Casa de la Formaâ€
3. Dr. Dwight GarcÃa (UPR Bayamón): “Lo poético de la Casa de la Formaâ€
Receso de mediodÃa (12:00-1:30 PM)
Segunda sesión 1:30 pm-3:30 pm (Seminario Federico de OnÃs [Moderador:
Lilliana Ramos Collado])
1. Prof. Eugenio GarcÃa Cuevas (UPR Bayamón): “Latinoamericanidad en Para
delfÃnâ€
2. Dr. Alberto Prieto (poeta gallego): “Joserramón Melendes: El lÃmite
vulneradoâ€
3. Dr. Rubén Soto Rivera (UPR Humacao): “Dr. Rubén Soto Rivera (UPR Humacao):
“Che-Borges: espÃa de Dios”â€
Clausura del “ColegtÃlogo: Taller de escritura y pensamiento de Joserramón
Melendesâ€
Organizadores:
Prof. Eugenio GarcÃa Cuevas
Prof. Rubén Soto Rivera
SOBRE JOSERRAMON CHE MELENDES
Oriundo de RÃo Piedras, Joserramón Che Melendes es uno de los más destacados
poetas y prosistas puertorriqueñ os contemporáneos. Melendes tiene una
trayectoria excepcional en el desarrollo de la literatura nacional. Su nombre y
poesÃa ocupan un lugar paradigmático en la poesÃa y en la literatura
puertorriqueñ a y caribeña del siglo XX. Su producción, tanto en prosa como en
verso, es enjundiosa: Desimos désimas (1976), En Borges (1980), La casa de la
forma (1986), La poesÃa inebitable (1989), Para DelfÃn (1992), Secretum (1993),
Postemporáneos (1994), Borges, el espÃa (1998) y Los dobles de Elizam (2004),
entre innumerables inéditos.
Su labor como editor y antólogo es también esencial para la literatura
puertorriqueñ a: Animal fiero y tierno (1976) de Ãngela MarÃa Dávila; Poesiaoi:
AntologÃa de la sospecha (1978); Sarnas de la ira parda (1978) de Carlos López
Dzur; Puño de poesÃa (1979), JardÃn vedado (1979) de Francisco Matos Paoli;
PoesÃa y revolución (1980) de Juan Antonio Corretjer; Los primeros libros
poéticos de Francisco Matos Paoli (1981), La sÃlaba en la piel (1982 ) de José
MarÃa Lima; Primeros libros poéticos de Juan Antonio Corretjer (1990) y Edición
crÃtica de Yerba Bruja (1992) de Juan Antonio Corretjer, entre otros. Entre más
méritos, Melendes ha sido invitado a congresos culturales, recitales poéticos y
a ofrecer talleres de poesÃa a paÃses como México, Cuba, Venezuela, Jamaica,
Este y Oeste de Estados Unidos, Checoslovaquia y Rusia, entre otros. Por su
aportación a las letras del paÃs, Melendes fue reconocido con el Gran Premio
Nacional-Homenaje de Literatura por el Pen Club de Puerto
Rico, en 2002.
Amigos y enemigos: Estoy escribiendo una columna cada dos semanas en la sección de Opinión (Perspectiva) del periódico El Nuevo DÃa. Los invito a que prendan, y pasen.
Besos negros hasta que amanezca,
m.
La Montero con sus sones de almendras y sus hipopótamos y sus mafiosos cubanos matándose entre ellos para conquistar a la más bella, la que exhibe su ojo divino sobre la pirámide del reverso de los billetes verdes, llega a la portada del The New York Times Sunday Book Review. Celebremos!
Vargas Llosa propone en un ensayo cortante como navaja que las dos izquierdas latinoamericanas de las que se viene hablando hace ya un tiempo son la carnÃvora y la vegetariana. Decida usted su bando y su presa después de leerlo.
Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Estoy metido en la locura de escribir un libro titulado Dragas: Performeros de género en Puerto Rico, que incluye entrevistas a los principales travestis que se dedican al espectáculo en la isla.
El proyecto nació hace exactamente un año, en enero de 2006, con la intención de que fuesen las dragas las que hablasen de su trabajo y de sus vidas.
Cada entrevista está acompañada de fotografÃas tiradas por la cámara de David Villafañe, un fotoperiodista excelente que se ha encargado de retratar a cada una de las dragas en situaciones inesperadas para el público y apropiadas de acuerdo con sus señas de identidad.
Las entrevistas están ready y me encuentro en la etapa de las transcripciones. Debo confesar que mi promedio, hasta el momento, son cinco páginas en un periodo de dos horas. Cada casette tiene dos horas de duración, asà que la tarea es ardua.
Publicar un libro en Puerto Rico de este tipo requiere la visión correspondiente de un artista gráfico. Me ayuda en esta tarea la diseñadora de revistas de periódicos y artista digital Claudia Robiou, quien ya tiene una idea clara de lo que debemos hacer para que el libro sea legible y atractivo.
Mi investigación incluye visitas constantes a los centros de interpretación, bares y discotecas, en altas horas de la madrugada. Me encanta la noche y sus misterios, asà que no representa problema. En el proceso, le he tomado el pulso a la muchedumbre y sus (des)amores con las dragas. Además, he podido observar con detenimiento el abanico de estilos, personalidades, preparaciones y obsesiones del trabajo de cada una y las compañeras suyas que no entrevisto.
Es curioso que, a través de los concursos de belleza, en los que se escogen las nuevas candidatas a las pocas plazas disponibles, haya podido observar los detalles del nacimiento y los primeros pasos de una draga, al tiempo que profundizo en las historias de las mayores y experimentadas.
Pretendo incluir por lo menos una representante de cada escuela de las más reconocidas en la isla, incluyendo a ex-dragas, transexuales-travestà y prostitutas. Aunque se trata de un libro de espectáculos, me parece que estas categorÃas constituyen los márgenes de la norma y que no incluirlos constituirÃa una falla ética desde el punto de vista periodÃstico y académico.
En Dragas, el glamour tiene que ver con el profesionalismo, la competencia, la palabra, el arte cabaretero, las identidades, el género, las calles de la urbe boricua, la costura, la música, la comunidad homosexual, su cultura, las drogas, el periodismo, la historia oral, el maquillaje, la violencia, el dinero, el proceso editorial y publicitario de un objeto bibliográfico, el sexo, mi marido Juan Soto Meléndez, mis amigos y mi familia, tanta gente que me ha ayudado a echar para adelante este proyecto utópico, pero realizable. Contradictorio, por supuesto. Como todo.
Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Aposté al salvaje y gané. Lanzó a la pasarela del NY Fashion Week en el Bryant Park una colección innovadora, reinventando vestidos clásicos a diestra y siniestra con una visión punka dominada por los pantalones rockeros, colores raros brillantes y textiles favorecedores del movimiento intenso, provocador, loud; sin dejar de ser cosmopolita y fino.
Jeffrey era junkie pero de alguna manera su colección demuestra que, aunque vive sin la teca, sigue siéndolo. “In fashion, one day you are in and the other you are out”, dice Heidi, la presentadora del famoso programa televisivo. Hoy es el dÃa de Jeffrey. “We’re out, definitively”.
Rey Emmanuel Andújar, performero y autor de la novela “El hombre triángulo” y el texto hÃbrido “Ciudadano cero” -de Isla Negra Editores- llega en estos dÃas a la Isla desde la República Dominicana para ofrecer un taller-performance titulado “La casa de Rotunda”. Los cursos y la puesta en escena serán en el Recinto de Humacao de la Universidad de Puerto Rico desde el 28 de agosto al 7 de septiembre.
“La Casa de Rotunda”, explicó el artista, es una ventana que se abre dentro de la investigación de la Dramaturgia del Cuerpo del Escritor a partir de la Dramaturgia del Cuerpo.
“El taller consiste en trabajar el cuerpo mediante combinaciones de ejercicios (yoga, pilates, respiración china), involucrando la columna vertebral, el torso y el área alrededor de la pelvis. Lo que se busca con esto es colocar drama dentro del cuerpo para estimular la fuerza, la imaginación y la agilidad corporal. Trabajaremos con Desmonte de Ideas (despeine de ideas ya pre-concebidas), Sustancia (un trabajo de imaginación donde el cuerpo es recorrido por una Sustancia no cotidiana), Collage Corporal (repetición de imágenes sobre el cuerpo), mini-composiciones en texto y escenas (pequeñas piezas sugeridas por los participantes, con texto o sin texto). Este entrenamiento está abierto a todo el mundo, no es necesario tener experiencia en el campo creativo. Al final del taller se presentará un performance con el trabajo de los asistentes”, declaró Andújar.
Además, sugirió que los participantes asistan con ropa cómoda, de trabajo. También, dijo, es recomendable (aunque no requisito) que traigan trabajos en progreso de lo que sea, fotografÃa, poemas, narrativa, pintura, instalación.
Los interesados deben escribir al Dpto. de Actividades Culturales UPR Humacao: leunam13@hotmail.com & Rey Emmanuel Andujar: emmanuelandujar@hotmail.com
Gay penguins, samurai clowns, band geeks, Girl Scouts, and an NFL cheerleader turned Orthodox Jew—yup, that’s right, the Fringe Festival is back. The zany, eclectic theatrical extravaganza is celebrating its 10th year with its largest lineup ever. Potential highlights include Reservoir Bitches, an all-female parody of the Tarantino film; The Saints of Festus, a one-man comedy about small-town life directed by Obie winner David Drake; and Corleone, the Shakespearean Godfather, which tries to answer the burning question “What if Shakespeare had written Mario Puzo’s classic?†A grand total of 216 performances by emerging theater troupes and dance companies at 21 downtown venues will perform spoken word, puppetry, multimedia, children’s shows, and more. In addition, 10 shows from past years will be resurrected for encore performances. We especially like Brian Parks’s acclaimed Americana Absurdum, a black comedy in two parts featuring funeral parlors and a mysterious wolverine. (Ashman, The Village Voice)
through August 27, Various locations, $15